Cuando Camilo Sesto rompió en llanto cantando perdóname a su madre.

-Tengo la oportunidad hoy… Está por aquí doña Joaquina, mi madre… ¿Dónde estás?

Un pletórico Camilo Sesto de 35 años busca a su madre entre el público que abarrota el auditorio de Palma de Mallorca. Era enero de 1982 y el artista actuaba ante miles de personas.

-Te voy a dedicar una de mis mejores canciones para ti solita: «Perdóname».

Y así comienza la que probablemente fue la interpretación más emocionante del artista, fallecido este domingo a los 72 años por un fallo renal, en toda su carrera. Porque Camilo Sesto hacía lo que hiciera falta sobre las tablas, pero ese día el corazón se le salió del pecho.

Resultado de imagen para perdoname camilo sesto

«Perdóname, si te pido más de lo que puedo dar. Si grito cuando yo debo callar. Si huyo cuando tú me necesitas más… Perdóname», canta. Y ahí se da la vuelta y da unos pasos de espaldas al público porque algo se le ha quebrado por dentro. Vuelve, intenta recuperarse y se seca las lágrimas.

Todos aplauden.

Continúa: «Perdóname, cuando te digo que no te quiero ya… Son palabras que no…». Y ahí ya no puede más. Niega varias veces con la cabeza mientras su madre aguanta el tipo sentada en su butaca. La gente le ovaciona, le aplaude a rabiar, se pone en pie. Camilo no puede estar más respaldado, pero es incapaz de seguir. La orquesta y el coro sí continúan como si tal cosa, lo que añade aún más emoción al momento. Pero él, ay, está llorando a lágrima viva. Y su madre, ahí.

«No puedo», dice. Joaquín Prat, maestro de ceremonias, se le acerca aplaudiéndole, intentando dar unos ánimos que no son suficientes. La cantante Rocío Durcal, entre el público, también está emocionada.

Qué espectáculo. Camilo vuelve y parece que ahora sí, se recompone, pero al decir «si no valgo el dolor que has pagado por mí», se queda sin fuerzas. Qué papelón. Se despide lanzando besos al público, que está totalmente entregado a su ídolo. «Así es un hombre cuando lo da todo y recibe todo de ustedes. Camilo Sesto», le despide Joaquín Prat.

Grande también el presentador. No le faltaba razón. Eso es entregarse por completo. Semejante performance no se ve ni con Rosalía.


Deja una respuesta